IDENTIDAD CULTURAL Y HETEROGLOSIA
JOAN A. ARGENTE
Universitat Autònoma de Barcelona (Catalunya, Spain)
Por lo menos desde Herder se ha dado por supuesta la necesidad conceptual de afirmar, de negar o de calificar la naturaleza de la relación entre identidad cultural y lenguaje. Tradicionalmente esta relación se ha convertido en elemento explicativo de primer orden, cuando no en dato empírico perentorio, en el estudio de las comunidades y los individuos bilingües, más que en cualquier otro. La razón es doble: por una parte, la identidad aparece a menudo amenazada en contextos de contacto sociocultural asimétrico; por otra parte, un uso lingüístico variable se atribuye a menudo a la asociación de identidades diversas con variedades lingüísticas diferenciadas.
El supuesto de la identificación entre lengua e identidad cultural ha sido puesto en entredicho con datos empíricos en la mano. Sin embargo, persiste aún un concepto exclusivamente o excesivamente estático y taxonómico de la identidad sociocultural, el cual se correlacionaría vagamente con la variación lingüística entendida, a su vez, como mera yuxtaposición de códigos verbales.
Si entendemos la identidad sociocultural no sólo como un resultado históricamente determinado, sino a la vez como un proceso en construcción y como la consecuencia de la reacción de los agentes frente a nuevas situaciones, deberemos orientar nuestra investigación hacia el descubrimiento de la función que las diversas variedades cumplen en la construcción dinámica de las identidades.
Los miembros de una comunidad deben hacer frente cotidianamente al problema de la heteroglosia y lo hacen mediante la gestión de los varios códigos y voces producidos por los individuos y por los grupos sociales. Tales códigos y voces, construidos a partir de los recursos verbales disponibles y mediante las prácticas comunicativas locales, expresan identidades y posiciones sociales determinadas, a la vez que reflejan las adscripciones y exclusiones sociales de los hablantes, sus seguridades y sus conflictos, sus creencias e ideologías.
Ello nos coloca frente a una nueva dimensión del problema: la diferencia entre la identidad cultural de los hablantes y el discurso acerca de la propia identidad. Mediante sus prácticas discursivas, los miembros de una comunidad expresan sus identidades y sus conflictos de identidad. Mediante la construcción metalingüística de su discurso acerca de la identidad lingüística y cultural, ciertos grupos participan en la lucha por el predominio de la interpretación de la propia identidad colectiva y de lo que cuenta como «lengua» en un contexto determinado; participan, esto es, en la lucha por el poder en el seno de la comunidad. Ese discurso suele ser de carácter sinecdótico, al tomar la parte por el todo, y no siempre es coherente con el uso lingüístico vindicado.